martes, 2 de agosto de 2011

El Borda y su magia

Volviendo a casa montado en mi bicicleta no podía esconder la sonrisa, cantaba y sonreía, me sentía feliz. Uno de los trabajos que hago como voluntario es en el hospital Borda de Buenos Aires.

El Borda por fuera parece un centro de salud más. Con sus edificios enormes, cuadrados y de color blanco desgastado por el tiempo. Al entrar ya podemos encontrar una de las realidades que vive el sistema de salud pública de este país, y de este continente. Manifestaciones pidiendo al gobierno que reanude el sistema de gas. Alguien me puede decir como es posible que en un lugar así no haya gas? es decir, no haya ni calefacción? Hay plata para restaurar las bellas calles que los turistas caminamos haciendo fotos y guardar para la posteridad en nuestro álbum que titularemos: Argentina, verano 2011, pero no la hay para que la gente viva en condiciones mínimas. Sinceramente, pisar un hospital público es deprimente, y nos permite ver el porque se llama a esto Tercer Mundo.


Más allá de ello, el Borda es un hospital neuro-psiquiátrico, toda una experiencia nueva para mi. En él residen enfermos y enfermas de distintos niveles de gravedad, algunos de ellos impactantes. Y bien, que coño hace Barrulas allí? resulta que la organización con la que estoy colaborando tiene en el mismo hospital una pequeña huerta ecológica. Se trata de un modo de distracción para algunos pacientes, que acuden a ella en busca de una estabilidad y una paz que a veces es difícil de encontrar allá. Además, para los que están a punto de recibir el alta, sirve como una formación, pues salir a ese inmenso mundo desconocido no es nada fácil.



Pero por si esto no fuera suficiente, el Borda es famoso en Buenos Aires por su centro cultural. Se trata de un espacio auto-gestionado por pacientes y médicos en el que conviven, pintan, dibujan, y pasan las horas en familia. Si les ves, parecemos cualquiera de nosotros disfrutando de una linda tarde de sol, al ritmo de las guitarras, con una buena brasa donde hacer carne, y mucha alegría y compañerismo. El primer día que pisé aquel lugar me emocionó. El arte que se puede ver allí dentro no tiene nada que envidiar al que se puede encontrar en cualquiera de estos museos de Arte Contemporáneo y todas estas cosas tan chic que llenan la ciudad. Pero por encima de todo, la humanidad de la gente es... mágica.



Llegas y te abrazan. Algunos te preguntan, como cada día, de donde vienes, como te llamas,... y otros ya te reconocen, te dan un beso y te piden un cigarro. Ese es el único punto negativo de este lugar. Me he dado cuenta que los enfermos fuman cigarros sin parar, y eso para un fuma-pitis como Barrulas, no le ayuda mucho, pero nada es perfecto.


Varios han sido ya los días que he comido en el centro, compartiendo una buena sobremesa, y cuando el tiempo lo permite, un partidillo de futbol bajo el calor del sol de invierno. En una de esas charlas, entre carcajadas, algunos dicen que los locos somos todos los que estamos fuera. Un día tan felices y otro día completamente hundidos. Ellos tienen sus problemas y nosotros los nuestros, y no seré tan hipócrita como para decir que preferiría estar en su lugar, ni mucho menos, pero si te hacen pensar, como tantas otras cosas que uno ve en la calle, hacia donde queremos ir. En ese mismo trayecto camino a casa, me cruzaba con decenas de personas, la mayoría vestidas de negro, con el rostro serio, con prisas, agarrando taxis, tragando el humo de la ciudad y guiados por el estrés de este mundo.

Me acuerdo, días antes de partir de mi amada Fortaleza, una conversa con Xarli y el Pelopo. Les decía que no sabía si estudiar alguna otra cosa, intentar hacer algo a distancia durante el viaje, bla bla bla. Rápido los dos me dijeron que no pensara en nada, que aprovechara el viaje para ver cosas nuevas y que posiblemente de allá, sacara conclusiones. Tenían razón. No sé a que me voy a dedicar, pero lo que si sé es que quiero trabajar con gente que tengan el corazón sano y me hagan volverme a casa con la misma sonrisa con la que volví hoy.

5 comentarios:

  1. Ole titu, com m'agraden aquests posts! Ja veus si aprendras coses en aquest viatje, i aviam si a la tornada expliques les histories off-the-beaten-road, que son les que mes espero! Una abra}ada des de Quito!

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  2. Ei bandarraa!!!
    Jo finalment ja he tornat a Barna fa un parell de dies... I només tinc una idea al cap que és la de tornar a marxar quan pugui. Així que aprofita a muerte el teu viatge com estas fent.
    He estat gairebé sense Internet i no he seguit els teus passos, espero d'ara endavant ser un dels teus lectors habituals.
    Que et van robar 5€?? Una historia més per explicar! I pensa que per cada mala experiència en tens deu (o més) de bones!
    Una forta abraçada i molta sort!

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  3. Pero que be Will, como m'agrada saber de tu!! tu tambe deus tenir mil coses a explicar, ja en parlarem de trankis.

    Pues si tornes cap a Brasil m'avises perque potser jo encara rondo per aqui, jajaja

    una abraçada

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  4. Gran Barru!!! Estas pensant en estudiar psicologia??? M'encanta el post i estic mort de enveja per les teves aventures!!! al final no vas a fer el projecte de ecoarquitectura??? continua disfrutant!!! Una abraçada molt forta.

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  5. Dani!! pues lo de psicologia seria una opcio, tot i que com diries tu, seria una bona empescada!

    tambe tambe vaig fer lo de ecoturisme, i tinc un post pendent sobre aixo, ja que va ser una experiencia molt interessant, de fet, m'ha donat molt que pensar, pero aixo ja us ho explicare en vivo i en directo

    Espero que segueixis del buenris per alla

    una abrassada amor meu!

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