viernes, 16 de septiembre de 2011

Lindos pueblos Tucumanos

Llegar a Tafi fue regresar a la calma que parecía haber perdido. Me encontraba en un pequeño pueblo situado entre montañas, donde la gente anda despacio y se detiene a conversar. Se venden artesanías y hay cuatro tiendecillas donde comprar comida. A todo esto, se unió que esos días había luna llena.

Tras pasar la primera noche en família, al dia siguiente la representación catalana en Tafi organizó una subida a los cerros para conmemorar la Diada. Nunca fui de celebrar mucho ese día, pues en mi família, de origen castellana, nunca se celebró y por varios motivos, yo tampoco la hice mía, pero será que la distancia nos hace amar mas a nuestra tierra, esta vez no podía dejarse. El objetivo era llegar a una pequeña casa que había perdida en las montañas, donde nos dijeron que vivía Fidel, hombre que se dedicaba, entre otras cosas, a preparar cerveza artesanal.



Ese día, y por primera vez en meses y creo que en años, decidí dejar las pitifluras en casa, pues la subida parecía dura. Y lo fue, pero valio la pena. A mitad de camino, eso si, nos detuvimos a contemplar y tomar unos mates.



Al cabo de 4 o 5 largas horas, llegamos a casa de Don Fidel. Por desgracia, no nos podía atender pues estaba enfermo. Alla encontramos a un chaval que nos dijo que estaba esperando a su familia, pues él se encargaba de cuidar la casa durante los fines de semana. Decidimos seguir para adelante, ya que a partir de ese punto ya todo el paisaje era llano, y se podían encontrar ruinas de los Tafis. civiliazación que pobló estas tierras mucho antes que los incas llegaran. Un alto en el camino, bocatas, siesta y de vuelta a casa. Lindo paisaje y gran esfuerzo para celebrar nuestra Diada!


Las ruinas de los tafies y

La casa de Fidel







Y la foto de equipo!


Este fue el plato fuerte de mi primera parada tucumana. El resto de la tarde y noche lo aproveché para salir a pasear y permitirme mi único gran lujo del viaje, la cervecita de antes de cenar sentado en un banco del pueblo. Pero esa noche todavía nos iba a deparar alguna emoción. Llegó un peruano al hostel con el que rapido nos entendimos. Vamos fumar uno fuera? me dijo. Hombre, hombre, claro tio, le dije. Tras la cena decidimos salir a ver que se cocía por este pueblecillo, un domingo cualquiera. Nos dijeron que había baile, así que nos acercamos. A esas horas aún estaba bastante vacío, por lo que lo mejor sería esperar cerveza en mano. Encontramos un buen bar de pueblo donde rapido toda la juventud y la no tan juventud del bar nos hizo parte de su grupo, compartiendo hartas cervezas y bastantes risas. Allí volví a escuchar como alguien me llamaba Jesus Cristo, algo que había olvidado después de algunos meses sin oirlo. Cuando uno de los ebrios del grupo lo decidió, nos fuimos pal baile. Musicón!!!!, jajaja, pero estuvo divertido hasta que el ambiente se caldeó y la gente empezó a cascarse a discreción. Pocos minutos antes, en el bañp me había encontrado a un paco chorreando sangre por la nariz. Le ofrecí mi ayuda, pero la desestimó. Por lo que pude ver, mi amigo, el tocha-sangrante, tras cerrarse sus heridas había salido flechado del baño y le había rebentado la cara a otro tipo, suponese al primero de los agresores. Y de ahí, ya teníamos el pollo montado. Las aguas se fueron calamando y el peruano y el español se fueron largando a dormir, que al dia siguiente tocaba madrugar para seguir ruta hacia Amaicha del Valle.

buenas noches

2 comentarios:

  1. Bien barrulas bien.

    Me mola tu blog porque en muchas cosas tu viaje me recuerda mucho al mío. Yo tampoco en mi vida había celebrado la diada y ese año si lo hice, además en Quito, con Gisela y Javi en el Casal Català.

    Adelante y enorme la tierra que pisas, de verdad.

    Un abrazo

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  2. Genial me encanta yo también hice un viaje por el norte argentino la verdad que muy lindo lo disfrute mucho me encnatan ese tipo de paisajes, les mando un saludo desde barcelona.

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