martes, 12 de julio de 2011

Relatos cortos de Montevideo (Perdón por la chapa)

Lunes 11 de julio:

Salí de casa porque se me caía encima, pero no sabía ni a donde ir ni que hacer, ni que pensar ni si este viaje estaba siendo una linda navegación o un camino hacia el naufragio. Había pasado la tarde entera el hostel, lavando ropa, cocinando, leyendo, no quería salir. Hoy por la mañana me habían robado.

Tras comprar un paquete de tabaco y una botella de 200ml de whisky con forma de petaca sigo deambulando por las calles de Montevideo, con la mirada perdida en el suelo, sin fuerzas ni motivación para levantarla. Me sentía como aquella persona mayor que ha perdido todo, sin alicientes para seguir, perdida en la bebida, y eso me hundía más, pero creía necesitar ese whisky. Poco me había importado la pérdida material de esa mañana, pero sí había sido un golpe moral duro. Llevo casi un año en este continente, del que ya conozco sus problemas y los problemas que uno puede tener, pero no los había experimentado, y ya se sabe que la práctica es muy diferente, a veces demasiado, a la teoría.

Llego a la plaza de la independencia. Necesito un lugar amplio, espacioso, necesito sentir que mi alma aún tiene por donde andar. Poco o nada me importa deambular a paso lento por las calles y atraer la atención de otros caminantes que me miran con cierta incertidumbre. Me detengo en frente de de una gran estatua. Levanto la cabeza y así pasan los minutos. Cuando me doy cuenta, veo que no pienso en nada, simplemente sigo triste, perdido, vacío. 120 pesos habían pasado a otras manos, apenas 5 euros, y en algún momento había sufrido por la cámara de fotos, pero seguía conmigo.

Intento hacer algo mas que nada, así que armo un cigarrillo, a paso lento, al mismo ritmo que funcionaba todo en mí hoy. Lo prendo y tras darle algunas caladas me separo a un banco, trato de esconderme. Eran dos chicos, ninguno de ellos alcanzaba la mayoría de edad. Yo estaba disfrutando de la mañana soleada, sentado en frente del mar, leyendo mi nuevo libro de Oneti, "Los Adioses". En cuanto se acercaron a mi ya no me gustó mucho, así que agarré la mochila, de forma disimulada, y volví la mirada al libro, aunque aquello solo fuera un intento de normalizar la situación. El más bajito, y sucio, se sienta a mi lado, muy cerca de mí, cada vez más. Al otro no puedo verlo. En ese instante podría y debría haberme levantado y largado.

Casualmente hoy había recordado que un amigo me pasó un disco que era una fusión de chill-out y ópera, que me acompañó durante lo que parecía ser un naufragio en plena plaza de la Independencia. Todo tomaba tintes muy catastrofistas. El chaval se interesó por lo que leía, pero él, a sus 16 años no sabía hacerlo, o por lo menos eso me dijo, y me pidió que le leyera. No era muy buen libro para aprender y escuchar, pero en aquel momento no sabía o no quería imaginar que a él le importaba un pepino lo que el gringo le leira. Al pasar de página me mira. Estaba sucio, vestía pantalón de chándal roto y una cazadora plumón negra vieja, nada debajo. "¿Te han robado alguna vez?" - me pregunta mirandome fijamente a la cara. Le respondo medio incrédulo que una única vez, que mi país es mas tranquilo. Él me dice que ha estado tres años en prisión por matar a un tío. Yo simplemente agacho la cabeza, intimidado por la situación. Le pide a su socio que se acerque a oír lo que su amigo el gringo estúpido les leía. En ese instante podría y debría haberme levantado y largado.

El cigarro me sabe a gloria aunque no esconde mi estado de ánimo, quizás hasta lo empeora, pues al caer al suelo se acababa todo lo que tenía ganas de hacer. Sigo leyendo el libro en voz alta. Me esfuerzo por intentar que puedan entender alguna cosa, descarto las palabras inglesas, las complejas y añado signos de puntuación, que iluso. Hasta el momento en que el niñato decide que el juego llega a la recta final. "Tenés una moneda?" aquí debería haberle dicho que no, pero ya empezaba a tener prisa por que se largaran y me dejaran tranquilo, pero cometí el error de abrir el bolso y darle 10 pesos.

Dudo de mí, de mi futuro cercano que es el viaje, y pienso que el único motivo para seguir es que dentro de un mes llegan mis padres y mi tía, pero necesito otro cigarro. En el mismo momento que le doy la moneda el chaval me pide todo lo que llevo encima. Se pone las manos debajo de la chaqueta simulando o no, que agarra una pistola. Ahí me doy cuenta de que ya he hecho la gracia. Me pide todo lo que llevo encima o me mata. Cuando no me queda ni una moneda encima, me pide el celular, no tengo, pero sí cámara de fotos, y eso ya es otro negocio. Por suerte, no sé si por su falta de conocimiento o por casualidad, no piensa en ello, y cuando ya me ha vaciado los bolsillos se ríen los dos, aunque siguen conversando conmigo como si todo fuera tan normal.

Poco después, les digo cuatro palabras mal trenzadas y carentes de impacto y me largo. No sé ni que pienso en ese momento. ¿Rabia? ¿Decepción conmigo mismo?¿Miedo?¿Impotencia? ni lo sé, pero estoy jodido. Me gusta hablar de la importancia de experimentar para aprender, pero hoy ha sido una lección dura, interminable, que a muchos se la habrán impartido tiempo atrás, pero me juro que no vuelvo a clase con ese profesor.

Es muy fácil reconstruir los hechos y empezar a enumerar mis errores y las veces que me podría haber ido, evitando el encuentro. Con la cabeza fría creo que no tenía revolver alguno, dudo de si el chaval había pasado ya por la cárcel o aún no, pero me culpo por no haber sabido gestionar mejor esa situación. Hay una cosa de la que se me puede decir que peco a menudo en estos casos, y es de iluso, pero si hay algo que detesto es el pre-concepto, y el marginar a alguien por su aspecto y su situación social. He conversado con 99 personas con aspecto de dejadez, de malvivir, que podrían parecer ser..., pero que simplemente querían charlar un rato y así hicimos, y con uno que me quería joder y me jodió. Hasta me quería pegar por haber pensado que realmente quería que les leyera un poco del libro. En aquel momento sentía que era algo lindo, tanto para mí como para ellos, que quizás no saben leer ni escribir, que tampoco nadie de su familia puede ofrecerles algo tan simple, para algunos, como compartir un rato sentados escuchando una novela, una trama policíaca o un simple breve relato de amor. Habría pasado la mañana entera leyéndoles, pero al final he pasado el día entero retrayéndome.

Al llegar de nuevo al hostel, sin hambre, sin ilusión y sin sonrisa iba a subir a la zotea que había descubierto hoy a beber y intentar tocar la guitarra, aunque fuera solo para no sentirme como un viejo sin rumbo que bebe para olvidar. Por suerte, unos cuantos habían decidido ver una película en familia, "Hagover", y eso me ha hecho salir de ese irracional agujero negro. La película era la típica americana de Las Vegas y jóvenes que se emborrachan y hacen las mil y una estupideces. Hacía tiempo que este género había quedado apartado de mis gustos cinematográficos, pero hoy era justo lo que necesitaba; una película estúpida con la que soltar alguna carcajada y volver a encontrarme a mi mismo.

Pensé en escribir esto cuando estaba en ese agujero, quizás habría quedado mejor, con más ira y rabia, o quizás peor, pero no tenía fuerzas. Hoy quizás ha sido el peor día desde que salí de Fortaleza, haces 42 mañanas, me voy a dormir tranquilo, esperando a que mañana sea el primero de los próximos 41 grandes días.

------------------------------------------------------------------------------------------------

Martes 12 de julio:

- ¿Conocés San Pedro?
- No, no me suena
- Pues allí hay una carcel de alta seguridad. Yo estuve 2 años allá, y te juro que no vuelvo

Así comenzaba la nueva historia de hoy. Eran las 8 de la noche. Yo había llegado a la plaza de la Intendencia de Montevideo antes de las 7. Hay una pantalla gigante con todo esto de la copa America y hoy jugaba Uruguay. Yo creía que era a las 7. Resulta que jugava a las 10. En eso de confirmar la hora me siento con una chica a conversar, y en seguida llega nuestro protagonista, trayendo algo de beber, un porrillo, y una nueva gran historia.

- Yo ya estuve preso un tiempo, y cuando estaba allá no me llamaban por mi nombre, sino por ser el hijo de. Mi viejo se pasó la vida entrando y saliendo de allá, hasta que se lo cargaron. Robaban camiones, y mas de una vez se cargó a algún tipo. Todos acaban igual, y yo no quiero ser un miserble toda la vida. Empecé a trabajar y nos fuimos a un asentamiento a las afueras de Montevideo, con mi esposa y mi hijo. Allí vivíamos entre plásticos, pero yo empecé a construir una choza para mi familia. Yo no quiero que mis hijos sean unos mierdas, yo lo seré siempre, pero mis hijos van a ser gente decente.

El tio era harto expresivo, se movía sin parar. Vestía chandal desgastado y gorro para el frío, pero su aspecto era bueno. Iba y venia, compraba los cigarros a granel.

- Mi mujer y mi hijo también están muertos. Se mataron en un acidente de moto. Se llamaba Anthony (y me muestra su tatuaje en el brazo con la letra A). Es lo único que me queda de él, un puto tatuaje. Y ahora no tengo nada, nada mas que a Laurita (señalando a la chica con la que había empezado a conversar). Ella es increíble, no es ni la mas guapa, ni tiene el mejor cuerpo ni nada de eso, pero por dentro... (y se toca el corazón y pone esa cara de sentir lo que está diciendo, además hablaba alto, así que había atraído la atención de alguno que otro por allí). Pero yo no la merezco, no le puedo dar nada bueno.

Así de repente empieza el partido y dejamos de conversar. Se sienta y se abraza a Laurita, se besan y vemos el partido entre la multitud uruguaya que abarrotaba la plaza. Él se levanta de nuevo y trae vino para todos, y me ordena trabajar de nuevo.

En el medio tiempo, me pregunta sobre mi, y en cuanto respondo que soy español, me corta para intervenir.

(Se mete el dedo en la garganta, queriendo llegar lo mas profundo posible, y con la otra mano señala la zona del hígado). Yo ya estuve en España, llevaba LSD, cocaína. Las llevaba en el esófago (una pequeña contradicción entre palabras y gestos, pero comprensible). En aquella epoca lo tenía todo, o eso creía. Me paseaba por Marbella, en carros buenos de los tipos de allí. Tenía para vivir, beber, drogas, lo que quisiera. Pero todo aquello, mira como me ha dejado, sin nada, no tengo nada, pero no robo, me busco la vida. Quien no come es porque no quiere comer. Si solo tengo 10 pesos no los gasto en marihuana o alcohol, como, lo gasto en comida. Tengo lo que necesito. Lo malo de caer es cuando lo haces desde muy arriba, yo no necesito estar demasiado elevado.

Empieza el segundo tiempo y se sienta de nuevo con Laurita. A todo esto había otro paco entre nosotros. Llevaba una bolsa vieja, ya casi sin pintura, y se tapaba con una gabardina larga y que parecía bien calentita. Tenía 62 años, y era un paco de puta madre. Pasamos todo el segundo tiempo charlando, solo parando cuando Forlán estaba cerca de meterla.

- Yo fui boxeador. Viajé por Uruguay, Argentna, Peru, Paraguay, Chile. Empecé en el 64 hasta el 81. Gané mi plata pero me la gasté casi toda en... (y hace el típico gesto de empinar el codo) y mujeres. Ahora estoy esperando una ayuda de la asociacion de boxeadores para los que nos retiramos y con eso ya me sobra. (Vivía bajo techo, solo, habia tenido una novia, pero tampoco era muy trascendntal en nuestra charla distendida de amigos).

Era un tipo super tranquilo y que me preguntaba muchas cosas sobre mi, sobre el viaje, y chocábamos de manos cada vez que decíamos algo y nos gustaba lo que oíamos. Yo llevaba una pequeña botella de whisky (la de ayer, sin abrir) y pegamos unos tragos. Un grande, muy grande.

Estas historias y muchas mas pueden oirse en horas, pocas horas, a veces en minutos, y te las cuentan con una naturalidad que asusta, pero oirlas es todo una lección que vale la pena escuchar. Hoy ya ha vuelto a ser un gran día, con su paseo matinal, asado en el hostel y charlas de noches. Por cierto, otra pequeña anecdota que la dejaremos en graciosa. Quería conocer la biblioteca de Montevideo, que dicen vale la pena. Cuando esoy cerca, me aproximo a una chica que fuma su cigarrillo con la intención de simplemente preguntar la ubicación exacta. Cuando me ve ir hacia ella se levanta (y aun le queda medio cigarro, así que no me engaña) con la intención de evitarme. Voy hacia ella y le hablo, forzandola a que se pare. Simplemente le pregunto por la biblioteca, y ella, amablemente y tranquila, me responde y vuelve a su sitio a terminar el cigarro. No me jodas!! no sabía que era tan feo. Me afeité y me corté el pelo hace dos días, antes de tomar baño. Vestía un puto jersei y un tejano y calzaba bambas... no sé, pero bueno, el problema lo tiene ella más que yo, no???

P.D: Pero que bé Heavy, com m'agrada que ja siguis aqui amb nosaltres, molt guapos els posts i felicitats per la feina, quin gran equip!

4 comentarios:

  1. Barru, deunidó, m'he quedat glaçat amb el post. Tot i així, he de dir que és el millor post que llegit en moltissim temps. Has transmès les sensacions de manera increible, fnet-nos part de la teva història.

    I ara, no pensis en si hauries d'haver-te aixecat, haver marxat... o haver actuat d'una altra manera. Tu vas fer el que el cor et va dictar, i de tot se n'aprèn. S'ha d'anar amb compte sempre, això ho sabem, però també s'ha de viure per aprendre, i sobretot, s'ha d'aprendre del que es viu.

    M'agrada veure que al final del post, vas tornar a agafar la força que et mou. Tot i el desànim de les males experiencies, has sapigut aixecarte! I estic segur, que en aquests 41 dies de bonanssa, que segur serna molts més, ens deleitaras amb més histories, paisatges i vivencies del buenris!

    Una abraçada ben forta! I aviam si en breu fem un skype sense interrupcions!!

    ResponderEliminar
  2. Barru,

    Me ha encantado el post, porque el viaje también tiene momentos duros, obviamente. Y es bueno reflexionar sobre ellos. Es inutil recordar los errores. Piensa que estás casi todo el tiempo expuesto a este tipo de cosas y te han pasado 1 vez en un año... nada mal!

    Evidentemente que se puede ir con más cuidado, pero mi lectura es que no merece la pena. Es mucho mejor exponerte, estar tranquilo, hablar con todo el mundo y que te roben cada 5 meses. O así lo veo yo, porque si vas con tanto cuidado, primero que te dejas cosas por el camino, segundo que se te ve en la cara y tercero, no sirve para nada, lo que te tenga que pasar te pasará igual. Además es imposible estar el 100% del tiempo en guardia.

    Pero rápido has encontrado otra vez el optimismo. Mi consejo es que disfrutes también de los malos momentos y que no te martirices por los errores porque es imposible no cometerlos.

    Un placer leerte, de verdad!

    PD: Soy el único al que le destroza la vista el blog? Con este marrón está mejor, pero igualmente me duelen los ojos, jejeje. Pero bueno, copio y pego y me lo leo en mi gmail.

    Un beso!!!

    ResponderEliminar
  3. jajajajja, yo no tengo problemas, pero todo se puede intentar.

    Gracias xavles, la verdad es que escribi esto en un gmail y no sabia si publicar-lo o no, pero mejor no siempre contar lo mismo!

    me recuperé rapido y en el fondo todo tiene su lado bueno, y solo hay que buscar-lo

    un abrazo xavles

    ResponderEliminar
  4. A mi també m'ha agradat molt el post tot i la naturalesa dels fets.

    Ànim i cuida't!

    ResponderEliminar